Breve historia del café


Quién en su vida no ha probado siquiera una taza de café? Cuantos seremos los que lo bebemos diariamente en nuestros desayunos, meriendas, después de una rica comida, o compartido en una charla entre amigos?
Para muchos de nosotros, es una bebida compañera, que nos estimula, nos seduce y nos apasiona. Por eso es que hemos decidido dedicarle un blog particular, dedicado a todos los que somos “café-adictos”, con toda la información relacionada y los consejos para prepararlos de la mejor manera.
Para comenzar hemos decidido hacerlo desde la raíz, casi literalmente hablando, ya que hablaremos sobre sus orígenes e historia, contada brevemente en unas pocas líneas.
Se denomina café a una infusión derivada de las semillas de la planta de café, también llamada “cafeto”. Dichas semillas son molidas, tostadas y envejecidas hasta lograr la consistencia adecuada para elaborar la infusión. Este proceso es largo, pero necesario para lograr que el café posea el aroma, el color y el sabor que lo caracteriza.
Hoy por hoy, es muy común relacionar el origen del mismo con la zona del Caribe, en especial la zona de Colombia. Pero no es desde aquí que el café ha sido originado. Todo comenzó en la región africana conocida hace muchos años como Abisinia, donde actualmente se encuentra la región de Etiopía. Esto no está del todo determinado, pero es aceptado por muchos expertos en la materia.
En dicha región africana, eran conocidos los efectos de la planta de café, y se usaba en forma de pasta como vigorizante, estimulante y proveedor de energía tanto para animales como para humanos. Como muchos inventos de la humanidad en la antigüedad, su descubrimiento como bebida se debe a un hecho fortuito y está rodeado de leyenda: un pastor de una tribu etíope le entregó los granos a unos monjes para que los consumieran, pero éstos al encontrarlos desagradables al gusto los arrojaron al fuego. Al constatar que despedían el agradable aroma que todos conocemos, se les ocurrió la idea de convertirlo en infusión, y es así como llega a nuestros días. Esto sucedió alrededor del siglo XV.
Cierta o no esta historia, la realidad marca que su popularidad se extendió primero sobre los países árabes, donde el alcohol estaba prohibido; de ahí que el café actúo como alternativa a éste, con efectos de similares características, en especial las propiedades estimulantes y vigorizantes.
En el mundo árabe de esa época, el café se volvió muy popular, y muchas veces fue prohibido por sus efectos, y luego vuelto a ser aprobado debido a la presión de sus consumidores. Muchas veces se debió a cuestiones políticas y religiosas más que a cuestionamientos sobre los supuestos efectos perjudiciales del mismo.
Así es que debido al asiduo intercambio de mercaderías con los comerciantes venecianos (famosos por haber introducido en Europa muchos productos asiáticos), el café llegó al continente europeo. Fue recibido con desconfianza al principio, pero poco a poco cobró notoriedad y aceptación, y pronto se abrieron en ciudades importantes cafeterías y otros negocios dedicados a su consumo. De ésta manera el café llegó para quedarse, y para el siglo XVIII ya había conquistado a todos los europeos.
Pero antes, ya había sido trasladado a las Américas, en especial a los Estados Unidos, donde se volvió inmensamente popular después de algunos años de rechazo.
Debido a la gran demanda provocada en Europa, los cultivos comenzaron a aparecer en lugares tan distantes como el sudeste asiático, Centro y Sudamérica, logrando en ésta última un notable crecimiento en su producción en especial en las regiones de Brasil y Colombia. Actualmente, estos países son dos de los grandes productores de café a nivel mundial.
Y así es como llega a nuestros días esta bebida tan amada y apreciada por ciudadanos de todo el mundo. Sin duda, el café llegó para quedarse desde hace muchos años, y sin duda también encontrará la forma de seguir cautivándonos con sus variantes, sus propiedades, su aroma y su sabor tan especial y único.

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